La inseguridad es un problema que verdaderamente me importa y mucho, porque todos los días me preocupo, por si puede pasar algo en el transcurso de mi casa a la escuela y viceversa. Me cuesta mucho trabajo no pensar en ese problema. Y esto es gracias a la gran inseguridad que se vive en la cuidad de México.
Se necesita recuperar la confianza de la ciudadanía, porque ahora existe el problema de que la ciudadanía ya no demanda, porque se tiene el miedo de que los delincuentes cobren venganza en contra de quien denunció.
Los reclusorios ya no son centro de readaptación social, sino que, ahora son escuelas de delincuentes. Hay dos casos el inocente y el delincuente: primero, el inocente (que ocupa la mayor parte del reclusorio), se vuelve delincuente a causa de la necesidad de sobrevivencia dentro del reclusorio, obvio hay excepciones; y el otro caso no es necesario analizarlo porque, por lo general, los delincuentes están libres, y si permanecen en el reclusorio es sólo por una mínima temporada.
Aparte se ha perdido el control de los internos, un interno puede contar con un teléfono celular y con ayuda de este, se pueden organizar acciones fuera del reclusorio, mucho se ha dicho de que algunos de los secuestros o robos han sido organizados dentro de los reclusorios. Y si fuera poco se ha perdido el respecto ante cualquier autoridad, en algunos reclusorios (no sólo en nuestro país) hay peleas internas y algunas veces muertes, y nadie hace algo para evitar esas situaciones, los vigilantes ni se toman la molestia de parar el pleito, simplemente se apartan para no poner en riesgo sus vidas.
Todo esto sucede a vista de todos y las autoridades no hacen algo por evitarlo, sin dejan de mencionar la polémica muerte del jefe del reclusorio sur el pasado 11 de junio de este año. Se debe cambiar el sistema de seguridad y las leyes que a esta conllevan. Se debe cambiar el cuerpo policiaco, los jefes de delegaciones, etc. Porque este es un problema que no se soluciona con una simple marcha o manifestación.
Se necesita recuperar la confianza de la ciudadanía, porque ahora existe el problema de que la ciudadanía ya no demanda, porque se tiene el miedo de que los delincuentes cobren venganza en contra de quien denunció.
Los reclusorios ya no son centro de readaptación social, sino que, ahora son escuelas de delincuentes. Hay dos casos el inocente y el delincuente: primero, el inocente (que ocupa la mayor parte del reclusorio), se vuelve delincuente a causa de la necesidad de sobrevivencia dentro del reclusorio, obvio hay excepciones; y el otro caso no es necesario analizarlo porque, por lo general, los delincuentes están libres, y si permanecen en el reclusorio es sólo por una mínima temporada.
Aparte se ha perdido el control de los internos, un interno puede contar con un teléfono celular y con ayuda de este, se pueden organizar acciones fuera del reclusorio, mucho se ha dicho de que algunos de los secuestros o robos han sido organizados dentro de los reclusorios. Y si fuera poco se ha perdido el respecto ante cualquier autoridad, en algunos reclusorios (no sólo en nuestro país) hay peleas internas y algunas veces muertes, y nadie hace algo para evitar esas situaciones, los vigilantes ni se toman la molestia de parar el pleito, simplemente se apartan para no poner en riesgo sus vidas.
Todo esto sucede a vista de todos y las autoridades no hacen algo por evitarlo, sin dejan de mencionar la polémica muerte del jefe del reclusorio sur el pasado 11 de junio de este año. Se debe cambiar el sistema de seguridad y las leyes que a esta conllevan. Se debe cambiar el cuerpo policiaco, los jefes de delegaciones, etc. Porque este es un problema que no se soluciona con una simple marcha o manifestación.
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